domingo, 10 de junio de 2007

Dios es madridista...esta temporada

Llegan al cielo. La miran pero no la tocan, por eso de la superstición. El Real Madrid roza la Liga. Cuatro años en blanco son demasiados. Y pueden terminar gracias a un minuto. ¡Qué paradoja! Menos aún: dieciocho segundos. Los que separaron el gol de Van Nistelroy que significaba el empate a dos del equipo de Capello en La Romareda con el gol de Tamudo, el Raúl espanyolista, en el Camp Nou. Otro empate a dos. ¡Pero qué empates! Hacía tiempo, mucho tiempo, que no se veía algo igual en el fútbol español. Quizás desde aquel fatídico penalti de Djukic ante el Valencia. El Real Madrid, siempre a remoque, contracorriente, como está acostumbrado a nadar en los últimos tiempos, y con fuerte marejada en las últimas jornadas diría yo.

Un penalti riguroso, pero existente; un rival necesitado y con un estilo totalmente antagónico al suyo; Buenas noticias desde Barcelona: marca Tamudo; malas noticias en Zaragoza: marca Diego Milito -¡qué jugadorazo!- El Sevilla puede engancharse a la Liga, pero no lo hace. Messi le da la vuelta al marcador con polémica. La pulga termina de completar su repertorio maradoniano e imita al pelusa con un gol con la mano que sólo no ven Rodríguez Santiago y su asistente y significa el empate. Luego vuelve a la normalidad y demuestra por qué es el principal candidato a ocupar el trono del fútbol mundial en la próxima década. La Liga se tiñe de blaugrana. Van Nistelroy empata y Milito le da la réplica en la encarnizada lucha que mantienen ambos por el Pichichi. El sueño madridista se esfuma. Era demasiado bonito para ser verdad. No se puede ganar con el estilo de Capello; no sería justo, pensarían muchos. Se les acabó la suerte, pensarían otros. El Madrid apretaba a base de fuerza, corazón, espíritu, tesón, tenacidad, confianza. Adjetivos que nunca tuvo el Barcelona porque no le hacía falta -tenía calidad, magia, velocidad, verticalidad, precisión-, pero que en este tramo final de competición iban a resultar fundamentales ante la palpable falta de unión en el vestuario culé. San Pedro abrió las puertas del cielo y se encontró de frente a Laporta, Rijkaard y Ronaldinho. Marcó el Real Madrid, volvió a cerrar las puertas y Dios se vistió de Tamudo. Un minuto después los que estaban frente a las puertas del cielo eran Calderón, Capello y Van Nistelroy. Bueno, y Raúl, y Mijatovic, y Ramos, y Beckham...Esas puertas permanecerán abiertas una semana. El tiempo necesario para que los blancos terminen de dar el paso que les separa de la gloria.

Pero no sólo hubo fútbol en tres escenarios. La penúltima jornada de Liga nos deja también la salvación matemática del Levante, después de golear sospechosamente al Valencia; la resurrección de un Celta al que muchos daban por muerto, pero al que el Atlético, ¡cómo no!, le brindó la oportunidad de seguir soñando con la permanencia, y el vergonzoso espectáculo vivido en el Ruiz de Lopera, donde el Betis perdió 0-5 con el Osasuna y varios aficionados terminaron invadiendo el terreno de juego. Así las cosas, y tras el empate a cero de la Real Sociedad -con penalti fallado por Savio incluido- y la victoria del Villarreal sobre el Athletic, los equipos vascos, el Betis y el Celta se disputarán las dos últimas plazas de Segunda.

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