lunes, 11 de junio de 2007

Maletines, bolsas de basura y paraísos fiscales

Siempre que se aproxima el verano, cuando el calor comienza a apretar y la gente prepara sus chanclas y sus toallas para aprovecharlas cada vez que tiene tiempo, en el mundo del fútbol saltan a la palestra elementos tales como los maletines o las bolsas de basura. Es algo que no falla. Se trata de una cadena cíclica que termina entre los meses de mayo y junio, haciendo las veces de pagas extra para muchos profesionales del balompié -por si no tuvieran suficiente con el sueldecillo que tienen-. En el interior de esos elementos se encuentra una prima, pero no ese familiar al que ves de cuando en cuando para contarle cómo te va la vida, sino un montoncillo de billetes juntos -en la mayoría de los casos de 500 euros, esos Bin Laden que la mayoría de españoles conocemos pero casi ninguno los vemos habitualmente- a repartir entre los miembros de una plantilla. Ocurre en todas y cada una de las categorías, en mayor o menor escala, y se ofrecen para extra motivar a los rivales de los competidores directos por el objetivo que tú persigues. Se supone que dicho incentivo es ilegal, pero todo el mundo lo ejerce porque al fin y al cabo tarde o temprano vas a salir beneficiado de dicho juego. Este fin de semana el interesado va a ser el Mallorca, que debe aguarle la fiesta al Real Madrid. Leo Messi, del Barcelona, ya se ha apresurado a espolear a sus directivos para que incentiven a los baleares. Incluso tendrían un buen intermediario en la figura de otro argentino, Maxi López, ex blaugrana ¿Debería legalizarse? ¿Es ético ejercer dichas maniobras? El debate se abre todos los años, dura un mes y vuelve a difuminarse. Son las corrientes de opinión. ¡Qué vamos a hacerle! Yo lo tengo claro. Que cada uno haga lo que quiera con su dinero, pero que se sepa todo con pelos y señales. Sobre todo, para que esa afición que ha visto arrastrarse a sus jugadores durante varios encuentros sepan el motivo por el que misteriosamente ahora esas mismos hombres corren como cosacos como si les hubieran inyectado vitaminas; para que los seguidores más ultras, los que no cenan tras la derrota de su equipo, se den cuenta de una vez por todas de que el fútbol no es más que un deporte lleno de profesionales, que en su mayoría terminan por desconectar del terreno de juego con el pitido final para no saturarse, que los besos en los escudos son en un 90% de los casos gestos para la galería, marcados por la moda o la tradición. Ahora, como todo se ha vuelto más vox populi, la moda es olvidarse de los maletines y las bolsas de basuras, apuntar un número de cuenta y recoger las ganancias en un banco ubicado en cualquier paraíso fiscal del mundo. Para que todo sea lo más 'limpio' posible.

domingo, 10 de junio de 2007

Dios es madridista...esta temporada

Llegan al cielo. La miran pero no la tocan, por eso de la superstición. El Real Madrid roza la Liga. Cuatro años en blanco son demasiados. Y pueden terminar gracias a un minuto. ¡Qué paradoja! Menos aún: dieciocho segundos. Los que separaron el gol de Van Nistelroy que significaba el empate a dos del equipo de Capello en La Romareda con el gol de Tamudo, el Raúl espanyolista, en el Camp Nou. Otro empate a dos. ¡Pero qué empates! Hacía tiempo, mucho tiempo, que no se veía algo igual en el fútbol español. Quizás desde aquel fatídico penalti de Djukic ante el Valencia. El Real Madrid, siempre a remoque, contracorriente, como está acostumbrado a nadar en los últimos tiempos, y con fuerte marejada en las últimas jornadas diría yo.

Un penalti riguroso, pero existente; un rival necesitado y con un estilo totalmente antagónico al suyo; Buenas noticias desde Barcelona: marca Tamudo; malas noticias en Zaragoza: marca Diego Milito -¡qué jugadorazo!- El Sevilla puede engancharse a la Liga, pero no lo hace. Messi le da la vuelta al marcador con polémica. La pulga termina de completar su repertorio maradoniano e imita al pelusa con un gol con la mano que sólo no ven Rodríguez Santiago y su asistente y significa el empate. Luego vuelve a la normalidad y demuestra por qué es el principal candidato a ocupar el trono del fútbol mundial en la próxima década. La Liga se tiñe de blaugrana. Van Nistelroy empata y Milito le da la réplica en la encarnizada lucha que mantienen ambos por el Pichichi. El sueño madridista se esfuma. Era demasiado bonito para ser verdad. No se puede ganar con el estilo de Capello; no sería justo, pensarían muchos. Se les acabó la suerte, pensarían otros. El Madrid apretaba a base de fuerza, corazón, espíritu, tesón, tenacidad, confianza. Adjetivos que nunca tuvo el Barcelona porque no le hacía falta -tenía calidad, magia, velocidad, verticalidad, precisión-, pero que en este tramo final de competición iban a resultar fundamentales ante la palpable falta de unión en el vestuario culé. San Pedro abrió las puertas del cielo y se encontró de frente a Laporta, Rijkaard y Ronaldinho. Marcó el Real Madrid, volvió a cerrar las puertas y Dios se vistió de Tamudo. Un minuto después los que estaban frente a las puertas del cielo eran Calderón, Capello y Van Nistelroy. Bueno, y Raúl, y Mijatovic, y Ramos, y Beckham...Esas puertas permanecerán abiertas una semana. El tiempo necesario para que los blancos terminen de dar el paso que les separa de la gloria.

Pero no sólo hubo fútbol en tres escenarios. La penúltima jornada de Liga nos deja también la salvación matemática del Levante, después de golear sospechosamente al Valencia; la resurrección de un Celta al que muchos daban por muerto, pero al que el Atlético, ¡cómo no!, le brindó la oportunidad de seguir soñando con la permanencia, y el vergonzoso espectáculo vivido en el Ruiz de Lopera, donde el Betis perdió 0-5 con el Osasuna y varios aficionados terminaron invadiendo el terreno de juego. Así las cosas, y tras el empate a cero de la Real Sociedad -con penalti fallado por Savio incluido- y la victoria del Villarreal sobre el Athletic, los equipos vascos, el Betis y el Celta se disputarán las dos últimas plazas de Segunda.

viernes, 8 de junio de 2007

Se busca campeón de Liga

Sábado 9 de junio de 2007. 21 horas. El balón comienza a rodar en ocho de los terrenos de juego de la Liga española de Primera División. La Liga en juego. Bueno, la Liga, las plazas para la Copa de la UEFA y las plazas de descenso, excepto la de un Nástic desahuciado desde hace mucho tiempo. Todo apunta a que durante las dos horas siguientes todo, o casi todo, quedará visto para sentencia. Por arriba, el Real Madrid necesita vencer en La Romareda; el Barcelona y el Sevilla, cumplir con sus compromisos y esperar al tropiezo blanco; los de Capello ya han ganado la primera batalla, la psicológica, al confirmarse la presencia de Beckham, hombre clave en él últimos mes, y la no presencia de Ronaldinho, estandarte del Barcelona en estos últimos años. Pero no son los únicos duelos en los que se vivirá con el corazón en un puño. El Atlético de Madrid debe romper con su gafe en el Calderón ante un Celta al borde del abismo; el Betis intentará acabar con el fantasma de Villar ante un Osasuna decidido a echarle una mano a sus 'hermanos' vascos, Real Sociedad y Athletic de Bilbao, inmersos en la lucha por evitar el descenso a Segunda División; y el Levante quiere dar otro paso más hacia la salvación gracias a sus vecinos del Valencia. Por jornadas como estas merece la pena tragarse seis o siete meses de fútbol infumable; aguantar la envidia de ver cómo las ligas extranjeras nos superan en actitud, calidad y competitidad; o ver cómo la selección sigue su proceso de despersonalización. Por cierto, me pareció lamentable la imagen de Puyol y Xavi con las medias dobladas para no mostrar los colores de la selección y más lamentable aún el circo que algunos están montando alrededor de una posible letra para el himno nacional.

viernes, 1 de junio de 2007

Savia nueva; ilusión renovada

Hace justamente un año, en la previa de la Eurocopa, escribí un artículo en el que hablaba de las sensaciones que despierta la selección española momentos antes de acometer un cita trascendental. Hay muchos que asocian a la Roja políticamente y quieren que pierda sólo por eso; otros no soportan al seleccionador, y por eso también quieren que pierda.
Yo no puedo evitarlo; Me gusta la selección; y más cuando existen caras nuevas, como Soldado o Luis García. Cada vez que veo alineaciones de los sub'21 o sub'19 estoy más convencido de que entre 2008 y 2010 España va a lograr algo grande (un título, o al menos llegar a una final). Tiene una columna vertebral de jugadores con condiciones de estrella (Casillas, Sergio Ramos, Cesc, Iniesta, Fernando Torres). Ya hay que olvidarse de Cañizares, Puyol, Albelda, Raúl, Morientes y cía. Hace falta otros que tiren del carro. Y savia nueva que aporte ilusión, que su máxima aspiración sea llegar a la selección, que se muestre orgullosa de ello y que tenga hambre de triunfo. Se había entrado en una dinámica en la que los hombres de Luis Aragonés estaban más pendientes de las críticas que de jugar, se escaqueaban cada vez que podían de las convocatorias y la selección era más una carga que una satisfacción o un premio. Después de un inicio de fase de clasificación desastroso, España ya no puede fallar más.
Letonia y Lietchenstein son buenos rivales no sólo para ganar, sino para enganchar al aficionado medio, al que sólo le interesa la selección cuando golea o despliega un fútbol espectacular. Si Soldado hace un hat-trick, si Iniesta o Cesc se inventan pases de bandera o si Silva y Joaquín se visten de Messi por la banda, el cosquilleo en el estómago volverá a los aficionados. No sé lo que pasará, pero yo mañana, por si acaso, no me pierdo el partido.