miércoles, 9 de mayo de 2007

De casta le viene al galgo

La selección española sub'17 se juega mañana ante Bélgica el pase a la final del Europeo. Una nueva saga de imberbes talentos amenaza con añadir un nuevo título a las vitrinas de una Federación, la de fútbol, que de los 'mayores', tanto directivos como futbolistas, sólo acumula decepciones. Siempre ocurre lo mismo. Somos los mejores en los escalafones inferiores, pero después esas estrellas del futuro se desvanecen en medio de la constelación de extranjeros que desembarcan en nuestra Liga. Por eso son cada vez más frecuentes los casos en los que chicos de 14, 15 o 16 años deciden 'hacer las inglesas' y crecer a la sombra de un entrenador que confíe en ellos, que les mime y les enseñe. Su destino es, inexcusablemente, la Premier. Ahí tenemos los casos de Cesc, Fran Mérida, Gerard Piqué o Sergio Tejera. También ocurre algo curioso en este tipo de combinados. Si el fútbol tiene una proporción de genética, en la sub-17 hay cuatro casos que lo atestiguan. Son los de Bojan, Aquino, Camacho y De Gea, hijos de futbolistas de mayor o menor nivel pero que desde jóvenes les sirvieron de espejo. Ahora luchan por ser como ellos. Y alguno lo logrará. Tener un espejo donde mirarse. Eso es lo que muchos de los hijos quieren de sus padres, que les marquen la pauta, que les indiquen el camino a seguir y que disfruten viendo cómo sus hijos están cerca de emularles. El caso más llamativo es el de Dani Aquino. Su padre, el internacional argentino Toro Aquino, fue un delantero rápido y goleador de Rayo, Albacete, Betis y Murcia y su paso por España trajo consigo una relación de la que Dani es descendiente. El padre de Bojan Krkic, por su parte, fue un peligroso extremo curtido en el Estrella Roja y OFK y que tras su breve paso por la Segunda con el Mollerussa se quedó en España para siempre. Y gracias, porque su hijo va para figura mundial y defiende la roja con gran éxito. Pero si hay dos jugadores que están destacando en este Europeo de Bélgica son De Gea y Camacho. El padre del primero fue guardameta del Getafe a finales de los 80, también en Segunda División. La saga Camacho, a su vez, tiene a Ignacio como último eslabón. Mediocentro de calidad y fuerza, el atlético siempre se fijó en Juan José, su padre, ex futbolista de Zaragoza y Valladolid.

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